19.7.08

Meditaciones Turcas: Septimo Capitulo


Escrito originalmente el 19 de Febrero de 2007




El lento oleaje de un mar de pausado y frío pensamiento. ¡Oh, gran día!. Por fin brilla el sol que ilumina la calma del cerrar. Viaje extenso. Gran ideograma de calígrafos pasar.

Lágrimas de lluvia en el horizonte, frío sobre el dulce agua de sal. Amargo negro del pesar. Príncipe encayado sobre el mar. Cárcel de grandes para pescar. Ristra de sueños que el ancla iza al partir el alma.

Café, vodka o té. Fumo el cigarro viendo el oleaje muerto de paz y amor. ¡Oh, gran viaje!. Cansancio y fatiga, duelen mis frías piernas bajo el rayo del astro rey. Monarca o sultán, poco importa en Oriente u Occidente, pues la luz llega y se oculta en levante o poniente sobre el puente de Galata.

Fumo, río y bebo ante un inmenso mar, no se si al norte o al sur, pues en la brújula de mi cabeza se produjo la glaciación y descomposición del polo.

La ficha azabache del pirata que aborda el crucero del placer, en forma de uniformado azul policía. Que sarta de seguratones fascistoides. La marina al fondo, tal vez es la excusa del atracar de este bribón que se desenvuelve en el mar.

Sobrio o ebrio, no lo sé, contemplo la calle ante mi copa en tan augusto salón. Gente pasea en la noches junto a la azul. La cabina del teléfono claro, para llamar al origen de su país.

¿Origen? El mío es el que es; como el del tranvía rumbo de su destino. Sólo que el tiene claro el principio y fin. Yo solamente mi nacimiento, jamás mi muerte. He llegado y me iré, no se cuando ni porque.

¿Definitivamente? Lleno de purificador etanol. Colonia o amor. Como Verlaine, el tercer ojo del poeta. Pero yo no soy lírico, sólo un humilde y pobre narrador.

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