27.11.07

Once Upon A Time II

El tiempo pasó y la Princesa continuaba su rutina oscura. A medida que las noches se sucedían su alma más sombría se volvía y mayor era la venganza y el dolor que le hubiera gustado infringir a todos aquellos causantes de su infierno. Vagando por los pasillos de su castillo escuchaba el aullido de los lobos y la tormenta, que parecía no llegar nunca a su fin, expresión de su mayor tristeza y desasosiego; ya no visitaba el mundo, ansiaba olvidar el pasado con tanta fuerza que en ocasiones se sorprendía encontrándose a sí misma observándolo desde lo alto de la torre sin la consciencia de haber llegado allí.

Cada día que pasaba parecía más eterno, cada noche más le dolía el hueco que antes había ocupado su corazón, causando tal presión en el pecho que hacía que le resultara casi imposible respirar, provocando que sus ojos comenzaran a humedecerse hasta el punto de volver a derramar aquellas lágrimas que tanto daño le hacían, aquellas que le hacían recordar por unos instantes que, a pesar de vivir un infierno constante, seguía siendo humana y nada podría cambiarlo. Tal vez fuera la Reina de la Oscuridad, quizás su mirada triste lograra ocultar lo que realmente había tras ella, ojalá hubiera podido matar esa sensación de soledad y hacerla desaparecer por siempre... pero no podía.

La única condición para ocupar su trono había sido renunciar a vivir como persona, negar cualquier acto que de ella pudiera nacer que fuera benevolente y dejara entrever su punto débil, aunque la más importante fue jurar que llevaría una armadura durante el resto de sus días que la protegiera de todo mal, que devolviera los ataques a sus enemigos dañándoles aún más de lo que podían haberle dañado a sí misma. Así sobrevivió durante años, encerrada en su oscuro palacio al cual jamás accedía la luz, sumergida en sus propios lamentos día y noche rezando porque alguien quisiera escucharlos, ofrecerle un mundo distinto al que había conocido donde el mal por unos instantes dejara de existir... pero...

¿Quién iba a querer a cambio de ello un alma inerte que había perdido toda ilusión por vivir?