Vuelvo a mirar hacia abajo, siento ese escalofrío en la espalda, cómo observa mi nuca y el nudo del estómago cada vez es más poderoso y puede conmigo. No dejo de sentir la presión, el vaso sigue en la mesa y no me atrevo a cogerlo, me da miedo tan solo mirarlo y verme reflejada en el cristal, no quiero esa imagen.
Sigo exhalando el humo por las comisuras de la boca, poco más puedo hacer mientras pienso y escucho el sonido del segundero del reloj que marca el paso de las horas que seguirán contemplándome cada noche. El silencio es mi compañero, las lágrimas que se derraman el manto que cubre mi mirada perdida en algún punto del infinito y la espera, eterna, de momentos mejores.
Nunca va a dejar de perseguirme, el vaso siempre seguirá medio vacío, la marea quedará por encima de mi cabeza y no podré respirar. Lo que soy, lo que represento, lo que se ve y lo que significo no son nada, tengo un pasado y vivo en el presente, pero no sé cuál será mi futuro pues siquiera sé si podré tenerlo.
No dejo de creer que todo puede mejorar, quiero pensar que estoy soñando y que en realidad estas cosas no ocurren, pero el sabor salado en mis labios me hace volver a la realidad, mi realidad, la que estoy condenada a vivir. Harta de todo vuelvo a mirar el reloj, marca las cinco, otra noche más que casi podré ver el amanecer... y vuelta a empezar.
Odio sentirme así...
Odio el trato del mundo...
Odio el abismo...
Odio esconderme...
Odio el vacío...
Odio mi consciencia...
Odio tantas horas en soledad...
Odio no liberar mi dolor...
Odio despertar...
Pero sobre todo...
Me odio a mí misma por no quererme.
Sigo exhalando el humo por las comisuras de la boca, poco más puedo hacer mientras pienso y escucho el sonido del segundero del reloj que marca el paso de las horas que seguirán contemplándome cada noche. El silencio es mi compañero, las lágrimas que se derraman el manto que cubre mi mirada perdida en algún punto del infinito y la espera, eterna, de momentos mejores.
Nunca va a dejar de perseguirme, el vaso siempre seguirá medio vacío, la marea quedará por encima de mi cabeza y no podré respirar. Lo que soy, lo que represento, lo que se ve y lo que significo no son nada, tengo un pasado y vivo en el presente, pero no sé cuál será mi futuro pues siquiera sé si podré tenerlo.
No dejo de creer que todo puede mejorar, quiero pensar que estoy soñando y que en realidad estas cosas no ocurren, pero el sabor salado en mis labios me hace volver a la realidad, mi realidad, la que estoy condenada a vivir. Harta de todo vuelvo a mirar el reloj, marca las cinco, otra noche más que casi podré ver el amanecer... y vuelta a empezar.
Odio sentirme así...
Odio el trato del mundo...
Odio el abismo...
Odio esconderme...
Odio el vacío...
Odio mi consciencia...
Odio tantas horas en soledad...
Odio no liberar mi dolor...
Odio despertar...
Pero sobre todo...
Me odio a mí misma por no quererme.
2 comentarios:
Es muy bueno, bastante gráfico al principio, se echaban de menos cosas así.
No mola la última frase, es decir, está bien el hecho ese de odiarte por no quererte, lógico (a mi tb me pasa).
Pero apartando eso, mujer, hay que quererse, ya sabes, no hay que infravalorarse, porque tú, vales mucho, y lo sabes ;)
Ultimamente la inspiración estaba bajo mínimos (tampoco es que ahora esté para tirar cohetes XD), pero bueno, de vez en cuando se presenta de cualquier forma y hay que aprovechar ^^
Lo de infravalorarse... ya se va superando, cuesta su tiempo y trabajo pero con ganas se consigue; digamos que este fue un bachecillo que me encontré en el camino y no tuve más remedio que pegarle una patada y mandarlo a volar antes de que me volviera a dejar los dientes contra el suelo (a que es buena la similitud XD )
Gracias guapa, tú también vales mucho ;-)
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